¡¡Que pocos cohoones!!. Esta, es una de esas frasecillas populares que se escuchan de vez en cuando, por esos rincones en los que se encuentran en libertad esa especie de bichos salvajes que se suben por las paredes cargados de fuerza, adrenaila,coraje......, y que cualquier otro ser vivo medianamente civilizado y con dos deos de frente que la escuche, dejaría pasar como agua de rio. Pero, sí esta conjugación de palabras se hace cuando un número incalculable de venaos están apretando como si la vida se le fuera en ello (y siempre y cuando no abunden las mujeres.... y no suelen abundar), entonces podemos decir que se enciende el piloto rojo (el de peligro).Y es que tal afirmación trae de forma casi inmediata un apretón y una jugada de pellejo que hace el deleite de los escaladores y de los espectadores insolitos que por allí merodean.
En la siguiente historia, que hace referencia a lo anteriormente escrito (po lo de los cohones), los protagonistas son: una piedra caliza de aproximadamente el tamaño de dos cuerdas mal dobladas de 11mm de diametro y de 60 m de largo, una roca y otra beal; una herramienta denominada pico-hacha (según tema 8 de los bomberos de Granada: "incendios forestales") formada por un madero de aproximadamente 1m de longitud y una pieza de una aleación de metal de las más resistentes que exiten, pues estas se fabrican para duros trabajos; y, como actor principal, uno de los rehabilitadores del cual no daremos el nombre de pila, pero es conocido entre los guerrilleros como el "subcomandante Macaco". En la foto podemos ver a nuestro subcomandante tras una larga lucha en la que solo podia quedar uno; él o LA PIEDRA. La faena trataba: de como se podia partir una hermosa piedra con una herramienta rudimentaria puesta en funcionamiento gracias a la fuerza descomunal pero a la vez orientada sin piedad de nuestro camarada. El enfrentamiento terminó en empate técnico, pues la piedra no se partió, ¡¡pero tampoco nuestro subcomandante sucumbió!!,sin embargo, el utensilio endeble gastado por el tiempo y los servicios, se jubiló.
En la retina me quedó aquel momento en el que mi querido subcomandante Macaco, tras la batalla levantó el arma y gritó: "¡¡camaradas estamos organizados, tenemos picos y palas, arena y cemento (que no veas pá transportarlo), agua, cerveza, algunos canutillos y muchos cohones. La victoria es nuestra!!".
(Fotografía Txus)
1 comentario:
¡susórdenes, mi subco!
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