EL REFUGIO DE TOD@S

Con la rehabilitación de la antigua casa de los acequieros o “La Casilla”, como la gran mayoría la conocemos, no se trata de hacer un sitio para pocos, sino uno de los pocos sitios que habrá para todos, y es por ello, que el grupo de amigos, montañeros y escaladores que está llevando a cabo dicha rehabilitación, esperamos con los brazos abiertos y con ilusión cualquier mano que queráis echar como cualquier pregunta, idea o queja que se os pueda ocurrir, porque esta será escuchada y tomada en cuenta. Esperamos que con el esfuerzo y el entusiasmo de todos podamos conseguir al fin un punto en el corazón de Los Cahorros donde podamos reunirnos, charlar y compartir momentos inolvidables con los amigos, rodeados de esa energía que transmite este rincón verde y vertical de la geografía granadina.


Sin otro particular, se despiden atenta y cordialmente
Les Rehabilitadores





sábado, 17 de mayo de 2008

Subiendo espuertas de arena

¿Por qué cada vez baja menos gente por espuertas de arena?
Grrr... Qué flojos.

Mira, por ahí viene el Truh. A ver qué hay cargado: La espuerta gorda, y dos de mano... ¿seguro que es la gorda? La gorda tenía más presencia. Bah... “Truuhh, vamos a llevarnos la espuerta esta”.

Y así iba la cosa. Pero... por qué siempre que paso yo empieza a tambalearse el puente. Ah, ostia, que es por ir andando a lo pato, hay que andar a lo modelo. Por ahí viene el Macaco, mira, se ha apartado al laillo del puente; si esto está to sincronizao.

Ahí vienen los primeros escalones, el truco está en coger carrerilla en los primeros y una vez que llegas a la placetilla pues das una patada más y ya estás arriba. Pero ahora no voy solo; venga, le tiro yo primero. En el pegue de antes ya había notado yo la extraña revuelta que le había dado el Truz a la espuerta en una curva-plazoleta. Ahora que ya no me pillaba de sopetón me fijé en la jugada:

“¡Ah! Que lo que haces es cambiarte el asa de mano”. “Claro, y así el otro pasa primero y da bien la curva”. Era ingenioso, y además ibas reposando los brazos. Pero había que darse muchas vueltas para llegar arriba y al final perdías la concentración y pasabas a modo látigo. El modo látigo es que, a lo que tardas en quitarte de la cabeza la concentración necesaria para cruzar el puente, si el primero lleva el ritmo en los nervios, bien de ir enganchando una tarea con otra, bien porque la espuerta va lo suficientemente cargada, éste empieza a acelerar en un arrebato y, por lo consecuente, el que va de segundo tiene que ir saliéndose por los exteriores de las curvas-plazoletas para no comerse los palos de la valla. El modo látigo.

Una vez arriba, esquivando a la gente y los cubos de agua y mezcla, consigues llegar al montón de la arena, donde más difícil que volcar es el acto de sacarlo tirandillo de la goma patrás.

¿Pero esto qué es?

Ahora ya hay tan poca gente que hay que cambiar todo el rato de posiciones. Mira el pobre Jose que está solo allí abajo con el pico. Nada, nada. Levantas una pata y mientras que levantas con gracia la otra ya te has saltado la dichosa valla. Pues a coger la pala se ha dicho. Pero dónde. ¿Que to es bueno? Pues ale. Pero es que aquí son to piedras. Bah... pa cuando llevas un rato ya to es bueno.

Y así avanzaba la jornada. Cuando llegó el momento de que sólo quedábamos el Carlos y servidor llegamos a una brillante intelección: Po ezo ez que no hazen farta más cubos. Y yasta, que al igual que al principio había sol, pos ahora llovía; pos mejor todavía. Con dos huevos subimos solos los calderos, espuertas y espuertas acomplejadas. Además nos las ingeniamos también para no tener que dar viajes de más para cargar con los utensilios de guerra. Un día con dos huevos.

Una vez allí arriba pues poca cosa. Excepto los portes de las piedras del Macaco todo eran trabajos cualificados, de esos calmados donde hay tiempo para la reflexión, entretenerte con partir una piedra gorda que te encuentres por el camino o soltar improperios al peón.

Y fue cayendo la tarde, con el sol y con las gentes que se iban amorronando en la piedra gorda esa con vistas a la Climbing y a la que estaba haciendo el alemán. Y eso, que la tarde cayó.